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Samantha D. Lara Nolla

DE LA BASURA A TU ESTÓMAGO.


Foto por : Azul Serrano Ramos


Todos hemos escuchado sobre los microplásticos y cómo contaminan los mares e incluso nuestros alimentos. ¿Pero cómo es que esto realmente sucede? ¿Y cuáles son sus efectos?


Primero lo primero, ¿qué son los microplásticos? Los microplásticos son precisamente

piezas muy chiquitas de plástico, tan pequeñas que ni siquiera se ven, se necesita un

microscopio para hacerlo. Estas partículas se desprenden de residuos, por ejemplo, cuando se están degradando en un vertedero, en el océano, incluso de productos que ni siquiera hemos tirado, cómo las botellas de pet, los envases de productos de uso personal, de productos de limpieza, entre otros.


¿Cómo pasa esto?

Hay muchas formas en las que ingerimos microplásticos. Una de ellas es a través de los animales. Los microplásticos que a causa de la degradación de residuos terminan en los océanos, ríos, bosques, entre otros ambientes naturales, terminan por ser ingeridos por los animales. Por ejemplo los peces, y todo tipo de animales acuáticos comen estos microplásticos que están esparcidos en el océano, muchas veces incluso sin darse cuenta. Igual animales terrestres que al comer vegetación, muchas veces se comen también el plástico que está en el ambiente. Por eso la mayor parte de alimentos de origen animal contienen microplásticos.


Sin embargo, nuestra ingesta de plástico no se limita sólo a esto. Si tomamos agua de un garrafón, por ejemplo, el garrafón desprende partículas de plástico que bebemos. Con la pasta de dientes ocurre lo mismo, ya que el empaque también está hecho de plástico, igual suelta esas partículas. Otro ejemplo es la sal, que estudios muestran que casi toda suele tener microplásticos, particularmente la sal de mar. Así cualquier producto que venga en plástico (que son prácticamente la mayoría) suelta esas partículas. Incluso las plantas, ya que hay partículas de microplástico en el ambiente, terminan absorbiéndolas.


Probablemente se preguntarán, y esto, ¿en qué nos hace daño en realidad? Pues el plástico libera moléculas no naturales, entre ellas disruptores hormonales. La estructura de éstas moléculas son tan parecidas a las hormonas femeninas, que actúan como ellas. Esto puede llevar a varios problemas de salud que son cada vez más comunes, tales como enfermedades hormonales, problemas de fertilidad, problemas de tiroides, ovarios y testículos, ciertos tipos de cáncer, entre otros.


Toda esta información puede resultar abrumadora, pero sí hay acciones que se pueden tomar.

Obviamente, tenemos que reducir muchísimo nuestro consumo de plástico. Tenemos que evitar a toda costa los plásticos de un sólo uso, pero también buscar alternativas a los productos que suelen venir empaquetados en plástico. Por ejemplo, productos como el shampoo, acondicionador y la pasta de dientes, podemos encontrarlos de forma sólida, que sus empaque sean de cartón o papel. Bajar significativamente nuestro consumo de carne, buscar comprar al menos algunos alimentos orgánicos en la medida de lo posible. Comprar muchos de los alimentos que compramos en el supermercado en tiendas a granel, donde se venden en bolsas de papel o frascos de vidrio.


Además, es importante que cuando no podamos evitar el plástico, mínimo lo separemos y lo llevemos a un centro de acopio.


Disminuir nuestro consumo y ser conscientes de lo que compramos es crucial para mejorar esta situación. ¡Hay mucho que podemos hacer por nuestros océanos y nuestro cuerpo!


Fuentes:



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